El conflicto entre las tribus de Morena y la baraja de presidenciables

El pleito político entre el líder de la banca morenista en el Senado, Ricardo Monreal, y el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, evidenció cómo se están integrando los grupos que se disputarán la candidatura presidencial de Morena en 2024. Y permite entender también, por qué es que el presidente Andrés Manuel López Obrador adelantó con tanta premura la contienda por convertirse en abanderado de la 4T en la sucesión presidencial.

El conflicto se detonó el pasado 22 de diciembre, cuando la Fiscalía General del Estado de Veracruz informó en un tuit la detención de José Manuel del Río Virgen “por su presunta participación en la comisión del delito de homicidio doloso calificado”.

El caso nos remite a las elecciones intermedias de 2021, cuando Remigio ‘René’ Tovar, quien era candidato de Movimiento Ciudadano (MC) a la presidencia municipal de Cazones de Herrera, fue secuestrado y asesinado días antes de la elección. Sin embargo, una maniobra política hizo que otro personaje, Omar Ramírez, terminara asumiendo el cargo, luego de que José Manuel del Río, intervino para que la dirigencia local de MC terminara aceptando la imposición de Ramírez. De este modo, la fiscalía veracruzana detuvo a José Manuel del Río por existir “indicios” de su presunta responsabilidad en el asesinato de Tovar.

Este asunto escaló a nivel nacional, debido a que José Manuel del Río es secretario técnico del Senado y un operador político de Monreal. La detención provocó que el todavía líder de la bancada de Morena en la Cámara Alta, se lanzara contra el gobierno de Veracruz. “Se trata de una detención alejada del principio de legalidad, maquinada, inventada, construida artificialmente, lo cual se demostrará en su momento y se demostrará el abuso del poder”, dijo Monreal tras darse a conocer la detención. El senador calificó el hecho como “persecución política”.

La detención evidenció los estrechos vínculos que todavía mantiene Monreal con el líder de MC, Dante Delgado, quien tras la detención dijo que solicitaría al Senado realizar una investigación sobre el caso para luego dar inicio “al procedimiento de desaparición de poderes por quebrantar el orden constitucional”. Con esto, Dante evidenció sus intenciones de tumbar al gobernador Cuitláhuac García.

El conflicto hizo que algunos políticos de alto perfil se sumaran al conflicto. El más notable fue Marcelo Ebrard, titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, quien a través de redes sociales expresó su respaldo para Monreal.

“Integridad y calidad humana, no abandonar a los compañeros y amigos en Navidad. Te reconozco”, escribió Ebrard en respuesta a un mensaje de Monreal, quien llamaba “a cerrar filas” con las “personas inocentes que padecen persecución”. El diputado del PT, Gerardo Fernández Noroña, se sumaría al mensaje del canciller. “Coincido”, dijo el líder petista.

Las reacciones a favor de Monreal desataron críticas en redes provenientes principalmente de los simpatizantes de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum.

La cosa se complicaría aún más cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador defendió públicamente al gobernador Cuitláhuac García.

“A lo mejor no voy a ser objetivo, pero le tengo mucha confianza al gobernador Cuitláhuac García, creo que es uno de los mejores gobernadores que ha tenido Veracruz en los últimos tiempos (…) Por primera vez en bastante tiempo se tiene un gobernador honesto, íntegro, que es incapaz de llevar a cabo una injusticia en contra de nadie, le tengo toda la confianza”, dijo López Obrador el 23 de diciembre. Y remató: “En el caso de Veracruz es muy bueno el gobernador que se tiene, claro que para las mafias que ha habido ahí pues no les resulta bueno, pero ahí están los resultados”. El mensaje parecía llevar dedicatoria para Dante Delgado, quien fue gobernador interino de Veracruz de 1988 a 1992.

El incidente, pareció adelantar lo que se veía venir desde el inicio del sexenio: una ruptura entre las filas morenistas de cara a la sucesión presidencial de 2024. La principal interrogante ahora es cómo jugará sus cartas Ricardo Monreal, ante la ley del hielo que le ha aplicado el presidente López Obrador y el evidente desprecio del ala dura de Morena, a quien el senador se ha referido como la “nomenklatura”. Pese a ello, la alianza con Ebrard y la presidencia de Morena en manos de Mario Delgado, alfil del canciller, todavía son fichas a favor del zacatecano. ¿Terminará Monreal rompiendo definitivamente con Morena y aliándose a un partido opositor como MC en la contienda presidencial? Podría ser. Pero de momento, nada concluyente.

Tras las elecciones intermedias de 2021, López Obrador dio rienda suelta a los diversos grupos para empezar a moverse de cara a la sucesión presidencial. Los dos bandos más fuertes en disputa, los encabezan Claudia Sheinbaum (la favorita del presidente) y el canciller Ebrard, con quien López Obrador mantiene una larga alianza política que se ha mantenido durante dos décadas a pesar de momentos de mucha tensión.

Al juzgar por los acontecimientos recientes, pareciera que el presidente mexicano decidió adelantar la contienda por la sucesión presidencial precisamente para tener un mayor margen de maniobra y poder administrar con más tiempo el resquebrajamiento de las filas morenistas. “Política es tiempo”, suele decir a menudo López Obrador. Y en términos políticos, resulta más conveniente que la ruptura se produzca en 2022 y no a unos meses del inicio formal de la campaña presidencial de 2024. De este modo, pareciera que el tabasqueño se está anticipando a un posible boicot entre algunos de sus aliados.

En toda esta ecuación hay que sumar, además, la llegada del caballo negro, Adán Augusto López, actual titular de la Secretaría de Gobernación, cuyas labores de operación política empiezan a rendir algunos frutos que, a la larga, lo podrían posicionar como el As bajo la manga del presidente, de entre la baraja de presidenciables, en caso de que Sheinbaum no termine de dar el estirón. Una prueba importante, será ver si Adán Augusto logra sacar adelante el acuerdo de “unidad nacional” que está negociando con las cúpulas del PAN, previsto para ser anunciado en enero de 2022.

De este modo, el conflicto entre las tribus morenistas ha dejado ver cómo se están configurando los grupos que se disputarán la candidatura presidencial de la 4T. Ante una oposición aplastada por su propia incapacidad para entender el momento actual del país, todo parece indicar que la fuerza del lopezobradorismo será determinante para elegir al próximo presidente de México. A menos que los líderes de las tribus unan fuerzas suficientes para ganarle la partida al presidente, cosa que no pinta nada fácil.

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