En el artículo anterior de esta sección, Flor Ortíz nos planteó algunos ejemplos sobre cómo la Inteligencia Artificial (IA) puede aplicarse en diferentes sectores incluyendo el educativo, para tener un impacto social. El sector educativo también ha concentrado múltiples esfuerzos en elevar estándares, reducir la deserción, completar la alfabetización para personas en lugares remotos y buscar nuevas estrategias de enseñanza.
Durante la última década, y particularmente a raíz de la pandemia, se han realizado esfuerzos de integrar tecnología educativa (la que algunos han dado en llamar EdTech) para “reducir brechas”, facilitar procesos y, por qué no decirlo, también para sacar beneficios económicos para algunos cuantos -aunque ese es un tema aparte-.
Sin embargo, cuando hablamos de Inteligencia Artificial y tecnología digital, es por pocos conocido, incluso de quienes trabajan con IA, que sus orígenes radican en tratar de comprender cada aspecto del aprendizaje.
La investigación de la tecnología en la educación comenzó en la década de 1960 y estaba muy alejada de hacerlo meramente con fines educativos sistémicos o para mejorar el rendimiento académico obligatorio de los estudiantes. La educación es algo que se hace extrínsecamente al alumno, pero el aprendizaje es algo que le pertenece al individuo mismo. Como afirmó Seymour Papert, cofundador, junto a Marvin Minsky, del Laboratorio de Inteligencia Artificial del Instituto Tecnológico de Massachussets: “No existe una palabra para el arte de aprender que se compara con el aprendizaje como la pedagogía se compara con la enseñanza”.
Sin embargo, la diferencia fundamental entre educación y aprendizaje, no es bien aprovechada por nosotros los académicos ni por el sistema educativo. Remontarse a estos orígenes podría ayudarnos a reevaluar el uso de la tecnología en la educación, especialmente en las aulas en la actualidad y comprender cómo realizar una correcta integración para fortalecer habilidades cognitivas y desarrollo de habilidades de pensamiento.
John McCarthy, considerado el padre de la IA, creía que podía crearse una máquina que pudiera replicar cualquier característica de la inteligencia humana para simularla. La intención era poder estudiarla para comprender formas de aprendizaje y el desarrollo de habilidades altas del pensamiento. Ese era el fundamento que dio origen a la IA.
Hoy en día, la inclusión de la tecnología en la educación está lejos de su propósito original. En distintos países, cuando se habla sobre el futuro de la educación y las universidades del mañana, casi incuestionablemente, se considera la integración de la tecnología digital en el aula o en los procesos académicos. Conceptos como Blockchain en Educación o Inteligencia Artificial para la Educación son las últimas tendencias, pero, ¿realmente entendemos sus implicaciones en el aprendizaje?
En los inicios de la investigación de la adquisición del conocimiento, es importante mencionar nombres como Seymour Papert, Marvin Minsky o John McCarthy, padre de la Inteligencia Artificial (IA), para comprender los orígenes de EdTech. Estos hombres, fueron parte de los pocos privilegiados en todo el mundo en tener acceso a computadoras mientras realizaban sus investigaciones sobre los procesos cognitivos para la adquisición del conocimiento durante la década de 1960. Este hecho les ayudó a procesar más rápido los datos acumulados en sus investigaciones sobre el aprendizaje, pero también utilizaron las computadoras para investigar cómo las mentes de los jóvenes consumían, adquirían, procesaban y creaban información.
Al estudiar esto, descubrieron que al usar la tecnología digital, principalmente durante el proceso de programación (lo que llamaron cómputo), la mente del individuo desarrollaba habilidades de pensamiento de nivel superior, como el pensamiento crítico, la creatividad, el pensamiento algorítmico, lo que ayudaba a mejorar el aprendizaje.
La necesidad de comprender el proceso de adquisición del conocimiento de manera más rápida y exponencial, llevó a Minsky y Papert a la búsqueda de amplificar el razonamiento expandiendo las posibilidades del uso de las computadoras. Demostraron que “una computadora de propósito general completa con una biblioteca de programas básicos, está más programada para realizar operaciones que conducen a funciones de procesamiento de información de nivel cada vez más alto, como el aprendizaje y la resolución de problemas”.
“El propio trabajo de Minsky sobre las representaciones en red del conocimiento en marcos y lo que él llama la sociedad de las mentes” ha dirigido muchas investigaciones desde entonces. La representación del conocimiento, tanto los aspectos formales como los informales, se ha convertido en la piedra angular de todos los programas de IA”.
Hoy en día, cuando pensamos en la Inteligencia Artificial, podríamos imaginarnos un humanoide realizando acciones auto ejecutadas de alguna manera razonables e interacciones medianamente avanzadas con un ser humano, pero la realidad es que lo que ahora relacionamos con IA es una simplificación básica de lo que los cimientos de sus estudios intentaba. Tras años de estudio, “el McCarthy rechazó la mayoría de las aplicaciones de inteligencia artificial desarrolladas actualmente, que están dirigidas únicamente a máquinas que imitan comportamientos, pero no aprenden.”
Podemos discutir si estamos en la Era de la Información o en la Era Conceptual y de lo Intangible, y a pesar de ello, la realidad en las aulas y el sector educativo es que los intentos de integración de tecnología conforme a sus intenciones originales han sido malogrados. No importa si hablamos de áreas remotas en donde la tecnología digital y conectividad aún no llegan o si contemplamos escuelas en áreas privilegiadas que cuentan con los últimos equipos tecnológicos; el uso de de la tecnología digital ha sido simplificado a lo que Papert conocía como: una máquina programando al aprendiz en vez de que el aprendiz aprenda a computar (para desarrollar habilidades de pensamiento).
Cuando se propone volver a los fundamentos del estudio del desempeño de la inteligencia humana y cómo se relaciona con el aprendizaje y la tecnología, el sector académico podría fortalecerse al usar la tecnología digital como herramienta no para consumir datos, sino como mecanismo para crear datos y, en consecuencia, fomentar mejores competencias intelectuales en sus estudiantes.
¿Será que desde el sistema educativo nos hace falta considerar volver a los fundamentos de la teoría de la tecnología educativa, que se inició con el construccionismo, así como revisar los fundamentos de su integración en el aula? ¿Podría esto ayudarnos a comprender nuestros procesos cognitivos y formar personas con mejores procesos de pensamiento, resolución de problemas y generar la verdadera transformación social que anhelamos?