Por: Valentina Pérez Botero
Twitter: @vpbotero3_0
Una consigna con muchos trasfondos: ¡La tierra es de quien la trabaja!. Repartición de tierras, dignificación del trabajo campesino y justicia social. A Emiliano Zapata se le conoció como el Caudillo del Sur y su grito inadvertido continúa teniendo eco en las luchas sociales que retoman campesinos e indígenas.
El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) desde hace 18 años retoma la dignificación por la que luchaba Zapata, aunque 94 años han pasado desde su muerte y la multiplicación de su llamado aún no encuentra una vía institucional que lo solucione.
“¡Si Zapata viviera, con nosotros estuviera!” grita cada marcha que busca anclar sus necesidades actuales en injusticias históricas, por lo que en el aniversario luctuoso del Caudillo, el Consejo Nacional de Organizaciones Campesinas (CONOC) vuelve a hacer eco de las demandas de Zapata en siete puntos básicos.
En el 2007 las calles de la ciudad de México se llenaron de un grito al unísono ¡El campo no guanta más!, a 13 años de la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte que puso al borde de la hambruna al campo mexicano ante el continuo desmantelamiento de la ayuda rural. En 2013, seis años después, el panorama no es distinto e incluso es más grave: el Ejecutivo se plantea la autorización de siembra comercial al maíz transgénico.
CONOC pugna por la autosuficiencia alimentaria, certidumbre en la comercialización de las cosechas y una remuneración justa; fortalecimiento de la propiedad social de la tierra y respeto a los pueblos originarios; del gasto público hacia el desarrollo rural sustentable; derecho a la ciudadanía plena de los pobladores del campo; Participación plena de organizaciones campesinas e indígenas en las políticas públicas, y el respeto a la organización autónoma de productores y pobladores del campo.
Los personajes políticos usan la imagen de Emiliano Zapata como mediador entre las ambiciones del poder y la ideología del pueblo. Para los de arriba, es un emblema plástico que los acerca al electorado. Para los de abajo, Zapata es la esperanza, la razón de lucha, el sueño de recuperar la tierra que algún día fue suya.