Por: Valentina Pérez Botero
Twitter: @vpbotero3_0
En la última reunión de la Comisión de Recursos Genéticos para la Alimentación y la Agricultura del Fondo de Naciones Unidas para la Agricultura en Roma, Vía Campesina hizo una petición: la comunidad internacional debía presionar para que en México se restableciera la moratoria y no se permitiera, como se intentaba, la introducción de maíz genéticamente modificado. La comisión mexicana no se sumó. No dijo nada.
El nulo apoyo de la representación del país sobre el tema que la unión internacional de campesinos pedía que se protegiera, hizo eco del silencio en el que se ha mantenido el gobierno mexicano: no se pronuncia a favor ni en contra de los permisos de siembra comercial que las empresas de la agrobiotecnología han solicitado, ya por segunda vez, en territorio nacional.
Vandana Shiva, Premio Nobel Alternativo, dijo en su paso por México que “El silencio del gobierno en asuntos críticos normalmente significa que están esperando el momento correcto para tomar la decisión equivocada”. Pat Mooney, director y fundador del grupo ETC afirma que la actuación de la delegación mexicana traiciona el legado del país en la FAO y de la lucha que el pueblo de México ha realizado para conservar su maíz, parte invaluable de la diversidad biológica del mundo.
En 1983 México y EE.UU. se enfrentaron en una batalla diplomática al interior de la FAO: México, como centro de origen y diversificación del maíz –uno de los granos base de la alimentación mundial- pugnaba por la creación de una comisión especializada en capital genético y por establecer una prohibición al ingreso de transgénicos al vientre de los alimentos.
México lideraba la propuesta y EE.UU la oposición. México no cedía ante la intimidación, su representante José Ramón López Portillo insistió en que debía proteger el maíz mexicano. Después de seis votaciones, narra Mooney y muchas horas de discusión, México ganó.
El triunfo, que fue una ganancia para el mundo, sucedió hace 30 años y ahora, la misma estructura que luchó por él lo abandona: ya no hay quien hable por los pueblos del maíz .