El fascismo es un tipo de ideología ultraconservadora, caracterizada por un nacionalismo exacerbado (xenófobo, racista) y una defensa extrema de la propiedad privada y la acumulación de riqueza. Desde su origen, busca restaurar el sistema social que prevaleció durante la era monárquica, incluyendo preceptos religiosos que permitan justificar privilegios de clase.
La visita a México de Santiago Abascal, líder del partido ultraderechista Vox, heredero ideológico del franquismo y la dictadura en España, causó una enorme grieta en las filas del PAN. La invitación que realizó la bancada panista en el Senado para firmar una alianza con Vox para combatir la “amenaza del comunismo”, sólo terminó evidenciando la vena fascista y ultraderechista que impera en un sector importante del PAN y sus huestes.
Basta escuchar las palabras que pronunció Jesús Rendón, mejor conocido como Tumbaburros, tuitero de ultraderecha afín a la ideología conservadora y personajes como el expresidente Felipe Calderón. “Si vamos a frenar esta marea progresista, asquerosa y asesina que se viene para todos los países, es desde la trinchera política, y señores, vamos a ganar porque es el plan de Dios”, dijo Tumbaburros durante un acto celebrado en el Senado, en el marco de la alianza con Vox. ¿A qué Dios se refiere? ¿Al mismo que también planeó la Santa Inquisición? ¿El Dios al que le rezaba Francisco Franco?
Pero sin duda, algo de lo que más llamó la atención, es la facilidad con la que los panistas firmaron la Carta de Madrid, un documento en el que se comprometen a luchar al lado del franquismo español para defender los intereses de quienes conforman la Iberosfera. Semejante término, no es otra cosa que una manera de justificar la hegemonía cultural de España sobre sus antiguas colonias en América. Al firmar la carta, los panistas dejaron claro que están más interesados en defender el neocolonialismo español en lugar del interés popular del pueblo mexicano.
Esto, desde luego, no es ningún secreto. Así gobernaron tanto Vicente Fox como Felipe Calderón durante la docena trágica panista, de 2000 a 2012. Dos sexenios en que se benefició a grandes empresas españolas como Repsol, OHL, Iberdrola, BBVA, en contra del interés público de los mexicanos.
Durante mucho tiempo, yo tuve la impresión de que los panistas vivían en una realidad paralela que no correspondía a la realidad mexicana que se vive en las calles. Ahora comprobamos que en efecto, los panistas no habitan México, sino una extraña región imaginaria denominada como la Ibersofera, afín a los intereses de la monarquía española.
Lo paradójico es que la mala fama de un personaje impresentable como Santiago Abascal -abiertamente racista, clasista, xenófobo- terminó siendo motivo de críticas entre la misma derecha mexicana. No fueron pocos los panistas que salieron a deslindarse de la carta firmada por sus correligionarios en el Senado, que por cierto, no fueron pocos, ya que 15 de 25 senadores (más de la mitad de la bancada) plasmaron sus firmas en el documento. El PAN deslindándose del PAN.
Entre los deslindados figuran nombres como Gustavo Madero, Roberto Gil Zuarth, Laura Rojas, Santiago Creel. Entre los deslindados se incluye también el expresidente Felipe Calderón, un entusiasta promotor de la Iberosfera, quien paradójicamente, se encontraba en España para acompañar a su esposa la diputada Margarita Zavala, a un encuentro de políticos católicos en Madrid, viaje realizado a menos de una semana de que Zavala asumiera el cargo en el Congreso mexicano. Se nota que les urgía darse un baño de hispanidad.
El tema no es menor, tomando en cuenta que Zavala aparece como una colaboradora de la red internacional de ultraderecha articulada por la organización secreta El Yunque, de acuerdo con documentos desclasificados por WikiLeaks y una detallada investigación de Contralínea.
El cisma que provocó la visita de Abascal dejará cicatrices en el PAN. El líder de la bancada panista, Julen Remtería, se vio forzado a pedir disculpas públicas, y echarle la culpa al coordinador de comunicación de la bancada, el chivo expiatorio con quien pretendían lavarse las manos por el balazo que se dieron en el pie. “Ofrezco una disculpa a título personal si ofendí o lastimé a mis compañeras y compañeros senadores, a nuestro partido, o alguien de la sociedad por la manera en que se comunicó”, dijo Remtería el pasado 7 de septiembre en el Senado.
El tema, por supuesto, tendrá repercusiones en el proceso de renovación de la dirigencia del PAN, donde la presidencia de Marko Cortés se encuentra sobre la cuerda floja. Todo puede pasar. Pero lo cierto es que el sello que confirma de la filiación fascista dentro del PAN no se la podrán quitar de aquí a 2024. Un asunto que complica la de por sí complicada intención misión de ganar las elecciones presidenciales con un partido dividido, con liderazgos débiles, pero eso sí, el apoyo de los grandes medios. Para colmo de los fachos mexicanos, los deslindes terminaron provocando un pleito entre Vox y el PAN. Definitivamente no fue su mejor semana.
Aunque el episodio se prestó a la ironía y la sátira política, el auge del fascismo a nivel global en los últimos años no es un tema menor. Durante muchos años, la ultraderecha permaneció dormida, esperando el momento idóneo para emerger desde las sombras. Ese momento llegó con la crisis estructural del neoliberalismo, sobre todo a partir de la crisis financiera de 2008, que puso en evidencia el tamaño del desastre neoliberal.
El brillante Manuel Castells, quizá el sociólogo vivo más importante de la actualidad, previó la llegada al poder de fascistas como Donald Trump en EE.UU. y Jair Bolsonaro en Brasil, con cierta antelación. En un texto de 2010, publicado en el libro ‘Globalización e identidad’, Castells señala que las tensiones provocadas por la globalización financierista sobre la que se asentó el proyecto neoliberal, incluyendo fenómenos como la migración masiva de personas obligadas de huir ante la devastación económica, social y ambiental de sus lugares de origen, está provocando que algunos sectores de la población opten por nacionalismos de derecha e izquierda como una forma para aliviar los estragos del modelo económico que se encuentra en pleno proceso de derrumbe.
“En el momento en que el Estado se ve privado de una fuerza identitaria que sostenga su difícil maniobra en el mundo de la globalización, ese Estado trata de relegitimarse volviendo a llamar a su gente, es decir, a su nación; pero esa nación, en muchos casos, ya se ha separado del Estado y cree que no está siendo representada”, afirmó Castells.
De este modo, el auge del fascismo es una reacción provocada por el desastre neoliberal. Otra mala noticia para los panistas, que como alternativa al fascismo que impera en sus filas proponen un regreso al podrido dogma neoliberal.
Muchos panistas aprovecharon la visita del líder de Vox para salir del clóset y reconocer públicamente sus ideas fascistas. Sin embargo, la condena generalizada hizo que terminaran retractándose de dientes para afuera. Pero el germen fascista sigue ahí, latente. Habrá que estar preparados cuando el pujante fascismo mexicano que impera en algunos sectores, terminen por perder el poquísimo pudor que aún les queda.