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La soberanía tecnológica como narrativa clave en la adopción de la IA en México

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En años recientes, la IA ha dejado de ser considerada únicamente como una innovación tecnológica, para convertirse en un activo geopolítico estratégico. Diversos países están adoptando políticas públicas y marcos regulatorios enfocados en la soberanía tecnológica, buscando reducir su dependencia de tecnologías extranjeras y reforzar el control sobre infraestructuras digitales críticas. Este fenómeno global responde a preocupaciones crecientes sobre privacidad, seguridad nacional, autonomía tecnológica y resiliencia frente a vulnerabilidades externas. El argumento central de este artículo es que esta tendencia de la narrativa de soberanía tecnológica se ha extendido al terreno del sector público, donde los gobiernos también están redefiniendo su relación con la provisión de servicios tecnológicos.

Los gobiernos nacionales y locales están optando por promover el desarrollo interno de servicios digitales y recuperar la propiedad de la infraestructura digital crítica, en algunos casos, mediante el discurso de los beneficios pragmáticos de la propiedad de la infraestructura crítica de los servicios públicos digitales, como la eficiencia, interoperabilidad y adaptabilidad. En otros casos esta tendencia se acompaña de la narrativa de soberanía tecnológica. Ejemplos claros son la Agencia Digital de Innovación Pública, ADIP, en la Ciudad de México y, más recientemente, la creación de la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones bajo el gobierno de Claudia Sheinbaum. Ambas instituciones impulsan estrategias que priorizan el desarrollo interno de capacidades digitales, reflejando una narrativa que enfatiza la autonomía tecnológica como un factor clave para preservar la soberanía y fortalecer la gobernanza pública ante desafíos globales emergentes.

En estudio académico que mapea las aplicaciones de IA en el sector público mexicano, que puede consultarse en Algoritmos CIDE, identificamos una tendencia del sector hacia el desarrollo interno de este tipo de aplicaciones: el 33% de las aplicaciones que identificamos fueron desarrolladas internamente y en una encuesta dirigida a directores de Tecnologías de Información y Comunicación, el 35% indicaron que preferirían desarrollar internamente aplicaciones de IA. Estos patrones contrastan con la práctica global tradicional de tercerización de servicios digitales, conocida como outsourcing, que generalmente se ha justificado por la rentabilidad, el acceso a recursos externos y la experiencia técnica de manera eficiente. ¿Por qué la adopción de la IA revierte la tendencia histórica de tercerizar servicios digitales? A continuación, presentamos algunas explicaciones plausibles.[1]

Los gobiernos están modificando sus políticas de contratación a medida que consideran las tecnologías digitales, como las bases de datos ciudadanas y los sistemas de identidad digital, como componentes esenciales y estratégicamente sensibles de las operaciones gubernamentales. Sin embargo, no hay consenso sobre por qué los desarrollos internos representan una política adecuada para la gestión de infraestructura crítica. Algunos académicos enfatizan razones técnicas o pragmáticas. Algunos académicos argumentan que los equipos de servicios digitales, una forma de desarrollo interno, surgieron como respuesta a las ineficiencias persistentes en la infraestructura de TI del gobierno y al fracaso de los modelos de gobernanza de TI para ofrecer servicios digitales ágiles y centrados en el usuario. Desde una perspectiva más amplia, el marco de Gobernanza de la Era Digital, un modelo normativo de administración pública, interpreta que iniciativas como el desarrollo interno de software como parte de una transición más amplia hacia la reintegración de las capacidades digitales, la revalorización de la experiencia interna y el establecimiento de una infraestructura digital estatal para mantener el control soberano sobre servicios públicos críticos.

Sin embargo, las políticas de contratación pública se configuran no sólo por consideraciones técnicas o pragmáticas, sino también por narrativas políticas contrapuestas que circulan en el ámbito público. En algunos países, la transición hacia modelos alternativos de contratación pública se ve impulsada por narrativas que plantean la tercerización como problemática debido a la “dependencia en los proveedores”. En esta narrativa, se percibe que la externalización obliga a los gobiernos a aceptar contratos costosos y restrictivos, lo que en última instancia debilita su capacidad operativa.

La narrativa de la soberanía tecnológica está cobrando relevancia en varios países, en particular como respuesta a los recientes desafíos relacionados con la dependencia de las estructuras de gobernanza global, los acuerdos de defensa militar y las cadenas de suministro extranjeras. Esta narrativa de soberanía prioriza la capacidad nacional para reducir la dependencia tecnológica de otros países, especialmente en sectores económicos críticos.[2] Por ejemplo, la Comisión Europea asignó recientemente 1.300 millones de euros a inversiones en IA, lo que indica un cambio de la narrativa previamente dominante de una “IA fiable”, que prioriza un enfoque cauteloso sobre las preocupaciones éticas, hacia una soberanía tecnológica.[3] Esta nueva postura enfatiza la importancia de alcanzar a los competidores globales para evitar que Europa se convierta en una “colonia digital”.[4]

El caso mexicano demuestra cómo la narrativa de la soberanía tecnológica, combinada con la concepción de la infraestructura digital como un activo gubernamental crucial, puede influir en la búsqueda de autonomía tecnológica por parte del gobierno. En el contexto del énfasis del presidente López Obrador en la austeridad y las críticas a las políticas neoliberales, la Agencia Digital de Innovación Pública de la Ciudad de México ha enmarcado la subcontratación como un problema de dependencia de proveedores, afirmando que la subcontratación conlleva una dependencia excesiva de proveedores externos, un gasto presupuestario excesivo y el deterioro de las capacidades internas de TI.[5] En vista de los marcos para explicar la subcontratación de TI, el enfoque de la ADIP podría describirse como mixto: por un lado, es pragmático y de orientación técnica, con el objetivo de mejorar la eficiencia, despolitizar la adquisición y operación de TI, y estandarizar los sistemas de TI.

Por otro lado, ADIP ha implementado una política de transformación digital que prioriza la soberanía tecnológica, por ejemplo, la propiedad estatal de infraestructura tecnológica crítica, el control estricto del acceso a datos y la internalización del desarrollo de software. Estas medidas se alinean estrechamente con la agenda federal más amplia, orientada a la centralización de infraestructura y servicios públicos, así como en la promoción de empresas estatales. A nivel nacional, la narrativa de la soberanía tecnológica en el contexto de la IA está cobrando fuerza en varios países, impulsada por los esfuerzos de los gobiernos por recuperar el control sobre la infraestructura tecnológica, proteger datos sensibles de los ciudadanos y reducir la dependencia de tecnologías extranjeras. Para las organizaciones públicas, estas preocupaciones se traducen en riesgos específicos, como la erosión de la discreción profesional, la toma de decisiones sesgada o discriminatoria, la falta de transparencia y rendición de cuentas en las decisiones basadas en IA, y una mayor vulnerabilidad al uso indebido de información personal.

En este contexto, argumentamos que las narrativas políticas sobre la soberanía tecnológica ayudan a explicar la dinámica de la adopción de la IA en las organizaciones públicas. Si bien esta perspectiva es útil para comprender el caso mexicano, reconocemos que las narrativas sobre la soberanía tecnológica pueden diferir significativamente entre los distintos contextos nacionales. Investigaciones futuras podrían explorar esta variabilidad para comprender mejor las diversas maneras en que dichas narrativas influyen en la adopción de la IA en las organizaciones públicas.

[1] Luitse, D. (2024). Platform power in AI: The evolution of cloud infrastructures in the political economy of artificial intelligence. Internet Policy Review.

[2] Edler, J., Blind, K., Kroll, H., & Schubert, T. (2023). Technology sovereignty as an emerging frame for innovation policy. Defining rationales, ends and means. Research Policy, 52(6), 104765.

[3] European Commission. (2025, March 26). Daily news: 26 March 2025.

[4] Verhofstadt, G. (2025, March 31). The EU must defend its digital sovereignty.

[5] Merino, J., & Muñoz del Olmo, M. (2024). Transformación digital: el modelo de la Ciudad de México. Banco Interamericano de Desarrollo.

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