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Reyna o la democracia a la carta…

Era demasiado evidente su autocomplacencia, su despotismo y un ego que necesitaría al Palacio

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Durante las últimas semanas, el Martes del Jaguar se ha convertido en un dolor de cabeza para la derecha. El ala príísta ya no sabe ni por dónde le caen los golpes con audio tras audio tras audio que revelan cosas que, aunque no sorprenden a nadie, sí representan pruebas de lo que los partidos reaccionarios constantemente niegan de sí mismos. 

Los opositores dicen estar “indignados” y acusan abuso de poder por parte de la gobernadora Sansores; a decir verdad, podrían tener razón si este sistema fuera más equilibrado en cuanto a la capacidad de influencia política entre las instancias públicas y privadas, pero no es así: la desproporción inclinada hacia los intereses económicos particulares y, por ende, en contra de los intereses populares, es garrafal en términos de comunicación masiva. 

Durante setenta años han intoxicado el derecho a la información de las audiencias con obscenas concentraciones de injerencia mediática. Uno de sus presidentes, Vicente Fox -quien acaso dispute con Peña Nieto el premio al más ignorante y ridículo presidente pripanista-, llegó a tener un programa de radio en el cual acostumbraba ridiculizar a sus enemigos políticos, sobre todo al en ese entonces gobernador de la ahora CDMX, Andrés Manuel López Obrador; por supuesto, ninguno de los grandes actores de la derecha mexicana consideró por lo menos de mal gusto este ejercicio, pues gozaban de una zona de confort colosal, con sus empleados en los tres poderes entregándoles el país. Convirtieron el clima de opinión en un ámbito de violencia hegemónica, restringiendo casi a nada los espacios críticos que les incomodaban; de hecho, la cosa no ha cambiado demasiado. En este mar ácido, quien quiera resistir a los embates de los más fuertes tendrá que actuar bajo las reglas que ellos han establecido, incluyendo que una gobernadora estatal aproveche su jerarquía para obtener un foro capaz de contrarrestar la desinformación y que, de otra forma, no le sería concedido a la 4T. Ni modo. Tal vez no sea lo más adecuado, pero resulta válido ante la abusiva y gigantesca estructura de adoctrinamiento implementada meticulosamente a lo largo del siglo pasado, y lo que va de este, por los “machuchones” nacionales y extranjeros. Ante el apabullante aparato “informativo” que inunda la atmósfera del debate político en nuestro país, estos novedosos y creativos ejercicios comunicativos que representan las conferencias mañaneras y el programa de Sansores apenas y les plantan cara, lo cual los vuelve legítimos en tales condiciones de desventaja. 

La maquinaria opositora de posverdad es implacable y cuenta con un amplio espectro de tipos de “periodistas” que trabaja a su favor -sea porque están en “nómina”, sea porque su encono irracional contra el presidente los hace aprovechables, o ambas-; los hay desde “gama alta”, procedentes de cúpulas privilegiadas, hasta los “independientes” que le dan un aire “honesto”, “desinteresado”, “neutral” (o por lo menos eso intentan) y populachero a la guerra contra AMLO y su proyecto.  

Precisamente la conferencia matutina del pasado jueves 21 de julio fue escenario de otra carpa de las “fuerzas especiales periodísticas” -conscientes o no- que los grandes capitales envían o aprovechan con la entereza de un taladro de concreto a “criticar” al presidente. 

La primera sicaria fue nada menos que Paola Ramos, hija de Jorge Ramos, quien se dedicó a insistir con furia en el asunto que parece le ha sido encomendado a su progenitor para darle macana a la presidencia: la seguridad. La señora es estadounidense con ascendencia mexicana, pero al hablar en nuestro idioma tiene un extraño acento español, lo cual es significativo del grado de colonización mental que padece y propaga. Habló otra vez de “cien mil” desaparecidos –“24” por día-, de la “estrategia fallida” y la urgencia de un cambio. Se apoyó en testimonios de madres de desaparecidos que se dicen “abandonadas” y otros chantajes emocionales que no logran ocultar el uso que ella y sus colegas de “causa” hacen de las tragedias para fracturar la imagen del gobierno federal. Paola y su papi sirven a los demócratas estadounidenses y sus lobbys corporativos. Son golpeadores pertenecientes al clan Obama-Clinton, y presumen mediante fotos llevarse de piquete de ombligo con Hillary y Barack. ¿Qué les puede interesar a esta gente la vida y la seguridad de los pobres de México? Su vida, nada, pero sí cómo pueden utilizar sus tribulaciones para lograr echar a la 4T y restaurar en la Silla del Palacio y las curules la dictadura neoliberal que no les escatima ganancias. Como es ya costumbre en la oposición, Paola presentó cifras acomodadas a conveniencia para causar impresiones y se llevó una respuesta contundente del presidente que la sentó; se basó en preocupaciones de personas que no nombró, y que si lo hiciera sería con un filtro selectivo sólo de aquellas que de alguna forma abonan a su narrativa de golpe blando.  

Pero Paola sólo era el aperitivo. El plato fuerte llegó con Reyna Haydeé Ramírez, excelente ejemplar del modelo “indie” del arsenal antiAMLO. Fiel a su estilo, Reyna hizo un despliegue – performance de su personalidad agresiva (esa que a veces hace palidecer al mismísimo Julio Hernández). En un tenor semejante al de su colega Paola -quien seguramente no daría ni un clasista quinto por ella-, Reyna acudió a la mañanera a presentar una serie de problemáticas sociales al servicio directo de su vanidad descarada, e indirecto de una élite corporativa que, si pudiera, mandaría al genocidio a cuanto pobre se le pusiera enfrente. Era demasiado evidente su autocomplacencia, su despotismo y un ego que necesitaría el Palacio de los Deportes para entrar y caber bien, y que terminó por nublar asuntos de gente demandante de justicia que supuestamente fue a plantear. Al presidente que la escuchaba con paciencia de santo le espetó con altanería grosera esta perla del autoritarismo más cretino: “usted dice que aquí hay democracia, pero no, no hay democracia, porque si hubiera democracia, me dejarían entrar aquí todos los días.” De ahí a “la democracia soy yo” parece haber un corto trecho rayando en lo demencial. Luego continuó con un alegato desmadejado sobre la “censura” en este gobierno, sobre el amparo que pidió para “defenderse” y sobre su condición de heroína de la libertad de expresión ante los “paleros” de AMLO.

Vamos, ella era el sol y nosotros los planetas… Lo curioso es que los cuestionamientos de esta periodista “independiente” en cuanto a los “montajes” de la mañanera eran casi los mismos que aquellos que Víctor Trujillo disparó y juró demostrar… y que seguimos esperando lo haga… 

Apenas minutos después de terminado el sainete, la explotación sincronizada de los desvaríos de Reyna comenzó.  Artículo 19 se solidarizó con la susodicha, para tratar de imponer el relato de la persecución a periodistas; no obstante, la misma Reyna tuvo que aceptar a regañadientes que el presidente tiene razón cuando señala a los periodistas del poder -obvio, haciendo un “Astillero” al alardear que ella no era de esos-, contradiciéndose paralelamente al momento de acusar al mandatario de “dedicarse diariamente a estigmatizar periodistas”. Este galimatías es sólo un síntoma de la imparable guerra contra la 4T que los megamillonarios -como los llama el sociólogo Peter Phillips- libran cada minuto de manera tan aplastante como sólo las enormes fortunas lo pueden hacer…Y sí, al tiempo que acompañan al presidente a Estados Unidos para afianzar negocios -eso para ellos no se detiene nunca- dirigidos a fortalecer de alguna manera la soberanía energética del país (no les está quedando de otra por el momento), por debajo de la mesa siguen invirtiendo y pensando todo el día en formas de regresar al poder a su servidumbre política de lujo. No importa que tengan que inmolar a Alito como “solitaria manzana podrida del PRI”, o al PRI como “solitaria manzana podrida” de la derecha, todo con el fin de exonerar al PAN y a MC en una maniobra que es necesario que la opinión pública conozca: la oposición se “limpia” de los corruptos -o de quienes puede, porque las grabaciones implican a material necesario como Ciro Gómez y otros porros de medios los cuales ya le dieron la espalda a su narrador- que desfilan en los audios de Alejandro Moreno junto con él mismo, en la pasarela de sus vulgares y delatoras fanfarronadas. Así, se abre “intachable” paso a los nuevos prospectos presidenciables supuestamente libres de cochinada tricolor, cuando la verdad es que el programa neoliberal que ha desangrado al país sólo finge depuraciones para mutar en sus otros tentáculos esperando su retorno.  

Al final, resulta que Reyna Haydee había pedido un amparo por censura que no le concedieron debido a una descomunal falta de evidencia; que no asistió a dos de las fechas que le fueron asignadas y aún así esgrime que se le “castiga” por no elogiar al presidente. Pero poco importará. La falta de seriedad y la mezquindad de Reyna serán calificadas como “valentía” por los expertos en el engaño de alto sueldo y ONGs patrocinadas por el Pentágono y el Departamento de Estado. Dicen que Reyna debió respetar la investidura presidencial. Más que eso, lo que debió fue respetar a las audiencias y al derecho a la información; a la calidad argumentativa y al rigor de pensamiento. Porque al faltarle al respeto a eso, se lo está faltando al Soberano mayor: el pueblo, aquel tan despreciado por los megamillonarios. Si no, pregúntenles a impresentables oportunistas de la derecha, quienes ya mueven a Reyna, pero no como reina, sino como un simple peón para otra vez tratar de sorprender en un momento de estupidez al electorado indeciso y convencerlo de cancelar las mañaneras. Estos lo quieren todo. Fascismo en estado puro. 

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