San Bartolo Ameyalco: lugar donde nace el agua y se carece de ella (Parte 1)

Por Andrés Estrada

En días recientes el pueblo de San Bartolo Ameyalco atrajo la atención de los medios de comunicación y de la ciudadanía; el conflicto por el agua, intereses particulares y rumores desataron un enfrentamiento entre autoridades y habitantes, sin embargo, lo que se ha hecho a un lado es lo que implica la escasez del líquido y cómo afecta las vidas de miles de familias en este poblado.

(03 de junio, 2014).- Dentro de una habitación que a la vez es cocina y sala se encuentran cuatro botes con agua, “el dueño fue quien nos los trajo”, comenta Julio Rodríguez Soto, mientras permanece sentado en una silla. Sus fieles compañeras se hayan a su lado: Dos muletas. Éstas le ayudan a moverse de un lado a otro. Su padecimiento es nato y no puede caminar. Él y sus padres, ambos mayores de noventa años rentan dos cuartos. Además, forman parte de los 20 mil habitantes del pueblo de San Bartolo Ameyalco que se verán beneficiados –si es que se concluye– con el proyecto para proveerles agua del Sistema Cutzamala, según autoridades de la Ciudad de México.

El problema del agua en este pueblo no es reciente, desde hace más de dos décadas el líquido ha escaseado. En algunas zonas llegaba por tandeo a ciertas horas y días de la semana. Luego las tomas ni una gota más arrojaron, pasaron a ser sólo adornos de las casas. El manantial que proveía a este poblado ya no bastó y fue cuando las cisternas con llantas y un motor se comenzaron a ver con más frecuencia.

De acuerdo con datos de la delegación Álvaro Obregón, se estima que el número de habitantes de este territorio, ubicado al sur de la ciudad y a unos cuantos minutos del Desierto de los Leones, es de 35 mil; sin embargo, otras cifras extraoficiales refieren que son cerca de 50 mil.

Julio trata de explicar cuál es su enfermedad, pero mejor opta por sacar unos documentos que le dieron en el Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), pues hace menos de un mes lo operaron. Le pusieron una prótesis y está a la espera de que le donen otra. En el papel que muestra se lee “(…) aflojamiento de periprotésico de cadera derecha, artrosis tricompartamental…”. Debido a la limitación de agua, se baña cada tercer día –aunque debería de tener mayor higiene por su condición–, sus padres José Rodríguez y Petra Soto (94 y 91 años respectivamente) lo hacen cada ocho días.

La obra hidráulica que pretende abastecer agua del Cutzamala a las zonas de Ixtlahuaca, Torres de Tepito, Minas y  cerrada Margot en la parte alta de San Bartolo, es  un proyecto similar al que se realizó aproximadamente hace ocho años en las calles Del Puente, Amaret, el Cedral y otras del área baja de este mismo lugar. Las condiciones eran las mismas: a veces había agua por tandeo y sólo llegaba a algunas “tomas” que estaban casi al ras del suelo, en muchas ocasiones los vecinos se formaban con cubetas y botes entorno a una llave; o en su caso la adquirían por medio de pipas. Ahora ya cuentan el líquido.

El joven que se apoya en muletas para andar, arribó a la Ciudad de México allá por 1993, tenía 22 años de edad, salió de un lugar llamado Joya de Calvillo, en Irapuato. Vino a la capital a buscar empleo, su estado físico lo limitaba en su tierra. Cuenta que cuando era adolescente trabajaba en el campo con su papá cosechando chile, brócoli, entre otros productos. El trabajo que consiguió en el Distrito Federal (DF) fue en el club hípico de rancho San Francisco, ahí limpiaba sillas de caballos y frenos, boleaba botas. En ese lugar laboró tres lustros hasta que se fue a otro hípico cerca de Chapultepec, realizaba tareas similares y además hacía mandados.

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De acuerdo con una fuente anónima que será denominada por este reportero como MS2 –por cuestiones de seguridad– y que conoce de cerca el proyecto de la zona alta de Ameyalco, las obras se han retrasado desde hace mucho tiempo debido a un grupo de personas que hasta hace poco era encabezado por la señora Silvia Zumaya Galicia, quienes han mal informado a los habitantes del pueblo, les dijo que el agua del manantial sería llevada a las zonas residenciales de Santa Fe porque el delegado Leonel Luna ya se las había vendido.

MS2 señala que la señora Zumaya y otras personas que responden al nombre de: Margarita Linares, José Luis Velázquez, Petra Corona y otros, conocieron el proyecto cuando autoridades lo presentaron en mayo de 2013.

Además cuenta que durante las reuniones con servidores de la delegación y el Sistema de Aguas de la Ciudad de México (SACM), éste grupo que dice representar a San Bartolo y se autonombró Consejo del pueblo, estuvieron de acuerdo. “Ellos tendrían que haber comunicado mediante asambleas la información a la población sobre los trabajos a realizarse en la comunidad”, agrega. Sin embargo, no lo hicieron.

Autoridades delegacionales han manifestado que se tuvieron diez reuniones con los “representantes” del poblado para que se iniciaran los trabajos -la fuente antes mencionada al igual lo confirma-. En esos encuentros hubo desacuerdos y se modificó tres veces el proyecto. Una de éstas fue cuando la tubería pasaría por la calle de Camino Viejo a Mixcoac rumbo a un tanque que está en el pueblo de Santa Rosa Xochiac, en ese trayecto existe el tanque de Zacamulpa -que pertenece a Ameyalco-, por este hecho, Zumaya Galicia y sus allegados señalaron que por ese conducto se saquearía el agua del pueblo y se llevaría a Santa Fe.

Tras las otras dos modificaciones, finalmente la obra quedó en que se bombearía el agua de un tanque de Villa Verdún –colonia vecina– hacía las zonas de Ixtlahuaca, Torres de Tepito y otras más.

En diversas ocasiones Silvia Zumaya y su grupo negaron tener conocimiento sobre dicho plan hidráulico. Sin embargo, el pasado jueves 22 de mayo –un día después de los enfrentamientos entre habitantes de San Bartolo y elementos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP)–, el delegado de Á. Obregón, Leonel Luna en conferencia de prensa denunció a las personas antes mencionadas, dijo que tenían pleno conocimiento del proyecto y que además firmaron un documento ante notario público, cuya copia tiene Revista Hashtag.

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Hace más de un año que Julio Rodríguez dejó su empleo, ya no pudo trabajar por cuestiones de salud. Él es quien se encarga de mantener a sus padres, no tiene hermanos, comenta que es adoptado –más tarde, en el transcurso de esta charla, su madre recuerda cuando lo adoptó un día después de su nacimiento y dijo: “estaba chiquito y prietito”–. Desde que abandonó sus labores en el hípico, su patrón le ha ayudado con un poco de dinero cada semana. Hace poco que a sus progenitores les entregaron las tarjetas para adultos mayores del gobierno del DF. Con eso sobreviven.

En su alacena la mayoría de productos comestibles son enlatados, él es el encargado de cocinar, pero sin agua es difícil hacerlo porque se ensucian trastes y no hay para lavarlos, además esto implica un poco de riesgo para la salud de Julio, por sus heridas debe tener cuidado de no ensuciarse, pero resulta complejo, de acuerdo con el entrevistado,  si la casa no puede mantenerse limpia. El poco líquido que tienen en botes y recipientes lo reutilizan para echarlo al baño.

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Durante un recorrido que realizó este reportero por las zonas afectadas, pudo constatar que no sólo los Rodríguez Soto son sometidos por el yugo de la falta de agua. En promedio las familias en este lugar gastan de 500 a mil pesos mensuales en la adquisición del líquido a través de pipas.

Algunos vecinos se cooperan para comprarla, a veces son entre cinco o seis casas, dicen que entre más son, los piperos se las venden a mayor precio y van de los mil 200 pesos hacia arriba, las solicitan cada semana o quince días, dependiendo de cómo la racionen, porque al igual que Julio tienen que reutilizarla.

Entre lo absurdo de este lugar es que SACMEX envíe recibos a hogares donde lo único que hay en las llaves es aire, este es el caso de Enriqueta Ramos, que desde hace trece años los paga sin recibir el servicio.

En época de lluvias los vecinos de estas zonas captan el agua, algunos la cuelan con un trapo, la calientan con ollas en la estufa y la utilizan para bañarse. La semana pasada llovió y seguramente en este momento muchos de los habitantes de las zonas afectadas de Ameyalco se están dando un baño con agua que el cielo les obsequió.

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