A unas semanas de que se lleven a cabo las elecciones presidenciales en Estados Unidos, Donald Trump ha utilizado la pandemia de Covid-19 para politizar el escenario electoral en el que busca la reelección para mantenerse otros cuatro años en la Casa Blanca.
Trump ha sido uno de los mandatarios peores calificados en el tratamiento de la pandemia de Covid-19, pues minimizó el impacto real de la misma y por ello Estados Unidos se mantiene como el país más afectado por el virus en el mundo, por lo que la principal apuesta del empresario republicano para reelegirse es que se encuentre la vacuna, pero esa situación es improbable.
Trump—como defensor del mercado—ha priorizado la economía sobre la salud de la población, pero esa situación no ha sido benéfica para esa nación, ya que también fue afectada el decrecimiento económico durante el segundo trimestre de este año y que tardará varios meses en recuperarse.
En ese contexto Estados Unidos está inmerso en una guerra comercial con China, lo que ha impactado severamente en el crecimiento económico de esa nación, debido a que ha decidido enclaustrar el comercio, a diferencia de lo que sucedía anteriormente cuando esa política permitió posicionarse como la principal nación económica del planeta.
La carrera por la búsqueda de la vacuna contra el Covid-19 representa el principal reto para los jefes de Estado para recuperar sus dañadas imágenes, siendo Trump uno de los más interesados, pues el deseo de mantenerse en la Casa Blanca dependerá de los avances científicos que logren los laboratorios norteamericanos para hallar y distribuir masivamente el fármaco.
Sin embargo, los tiempos no le cuadran a Trump, para que se mantenga al frente de la Casa Blanca utilizando el discurso de la vacuna, pues las elecciones se desarrollarán en noviembre, y de forma inmediata se contempla que se obtengan resultados positivos en el nuevo medicamento a principios de 2021.
Joe Biden también ha recapitulado el descontento social de la población sobre la política de Estados Unidos implementada por Trump y por ello se mantiene por encima de las preferencias electorales, no obstante, no es un indicador real de los resultados estimados en noviembre, ya que en 2016 Hillary Clinton encabezaba las encuestas y el republicado fue el ganador de los comicios.
El demócrata no tiene un carisma político en particular, está muy lejos de las sensaciones que causó en su momento Barack Obama en 2008 cuando ganó por primera vez la presidencia de Estados Unidos, sin embargo, el voto anti Trump será un elemento fundamental para engrosar las preferencias electorales.