Por: Valentina Pérez / @vpbotero3_0
(20 de julio, 2013) Dos personas desnudas se tocan mientras una tercera, vestida y apartada, observa a los pies de la cama cómo tienen sexo. No es la satisfacción de una fantasía vouyerista-exhibicionista, de ver o ser visto durante el acto sexual, la persona vestida hace parte de un nuevo método para mejorar la vida erótica: un entrenador sexual o sex coach.
Las modalidades del entrenador sexual pueden ser desde conversaciones para asesoría –por teléfono o a través de skype- hasta la presencia directa durante el acto sexual: puede sugerir un tipo de postura, de intensidad o roce para que ambos involucrados logren satisfacer o, incluso, reencender la llama.
La moda de los sex coach tuvo su boom en Manhattan y su target, por lo elevado de precio, suelen ser en su mayoría mujeres entre los 30 y 45 años que, atrapadas en la monotonía sexual, buscan que el éxito profesional se homologue con el éxito sexual.
El éxito de este tipo de asesoría, que suele llenar los vacíos de la educación sexual convencional instruyen sobre el placer, partes erógenas e incluso problemas de autoestima que reducen la confianza durante el acto sexual. Aunque algunos son sexólogos, son éstos quienes en su mayoría recomiendan la consulta a un sex coach como parte complementaria de la terapia.
En línea existen ofertas como la de sexcoachu.com que ofrece certificación para ser entrenador sexual. Más allá del boom por acompañantes sexuales lo que inquieta es la demanda ¿Cuánta insatisfacción sexual se encierra en la alcoba?