Enrique Peña Nieto se le ve cansado y su discurso y agenda están desdibujados frente a los sucesos nacionales que reverdecen sin control de las autoridades y que los hacen ver como unos verdaderos mezquinos y hasta ineptos.
Ya ni siquiera es necesario señalar que los mexicanos perdieron la confianza en la presente Administración, pues es un hecho consumado y contundente y quizá hasta regresivo como para no exigir rendición de cuentas.
Ya casi nos advertimos como unos títeres ante la tiranía en el poder que se luce benévola para con los diferentes sectores de la sociedad pero que nada pactan sin raja política y de poder.
Ni siquiera la agenda semanal en educación, agroalimentación y la lucha contra el cáncer de mama, logró sacar de una especie de escondite al mandatario federal. Peña Nieto se mostró inferior en estos días frente a las pésimas sugerencias de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que sugiere para el caso del sistema pensionario, reducir el monto de las mismas y el aumento en la edad de retiro de los trabajadores públicos para dar viabilidad financiera a los esquemas de retiro que muestran por ahora hasta un 120 por ciento de déficit respecto al Producto Interno Bruto (PIB).
Asimismo, la agenda de los derechos humanos al parecer ya no puede desvanecerse de los eventos nacionales de toral importancia, más cuando todavía ni el mismo Gobierno conoce el paradero de los 43 normalistas de Ayotzinapa e incluso no tiene claridad mediana de lo que ocurrió en Iguala el 26 y el 27 de septiembre del año pasado en Iguala. Ya hasta el ex alcalde José Luis Abarca y su esposa, nos dicen, no hay que imputarles legalmente al respecto, pese a que fueron de los primeros encarcelados por estos desafortunados eventos.
El linchamiento de dos encuestadores en Ajalpan, Puebla esta misma semana, es apenas una de tantas muestras de cómo la ausencia de orden en el país y la falta de justicia cotidiana que se enerva ante cualquier posible amenaza de peligro real, latente o supuesto. Los hechos justifican al máximo, la decisión de los últimos días de Estados Unidos de retener la ayuda anual en 5 millones de dólares de la Iniciativa Mérida por el incumplimiento de México en materia de derechos humanos.
¿Y qué tal la búsqueda de “El Chapo” Guzmán Loera, en la sierra de Durango y poblados de Sinaloa que no ha respetado nada, ni a nadie?
Peña Nieto, desdibujado y languideciendo. Lo perverso es que en México las instituciones se convierten en la misma esencia de los hombres en turno que las dirigen.
