Aunque los medios en Alemania siguen con gran interés el mundial femenil de fútbol que se desarrollará hasta el 7 de julio en Francia, feministas del país advirtieron que a pesar de todos los avances que se han logrado en el entorno técnico-deportivo de las jugadoras, y de reconocimiento en la sociedad, el periodismo sobre el mundial continúa lleno de estereotipos sexistas y racistas.
“Yo como hombre ¿puedo ponerme el uniforme de las mujeres?” se preguntó el reportero del diario amarillista “Bild”, antes del inicio del mundial. Junto a una foto, armó toda una nota sobre cómo quería ser hincha del equipo alemán, pero quedó decepcionado con el uniforme porque quedaba muy apretado por el “corte femenino”. Según el reportero, la marca Adidas no producía el uniforme de las mujeres con corte de hombre, “por falta de demanda”.
El equipo alemán está entre las selecciones más fuertes de la copa mundial, aunque se recupera de un tiempo no muy exitoso. El primer partido del mundial fue contra China, y cuando la jugadora más joven en la cancha, Giulia Gwinn, anotó el 1-0, el gol ganador del partido, el periódico “TZ” de Múnich tituló: “Así se ve la sexy del DFB (Federación Alemana de Futbol) en Instagram”.
“Bild” concluyó: “Un juego feo con el gol de la más bonita”. Sobre todo el artículo de la “TZ” causó una ola de indignación en medios sociales, e hizo que el periódico cambiara la palabra “sexy” por “goleadora” en su título. Pero muchas mujeres usuarias de redes sociales siguieron criticando que el artículo trataba menos los logros deportivos de Gwinn, y más su físico- cosa que no les pasa a los jugadores hombres.
Otras tuiteras destacaron que el comentarista de la estación de Tele que transmitió el partido, la ARD, hizo comentarios racistas sobre las jugadoras chinas, tales como “el muro chino 2.0”, o “las chinas se ponen amarillas de envidia”.
Aunque el futbol femenino gana cada vez más espacio en los medios de comunicación, la disparidad entre la cobertura sobre mujeres y hombres es enorme. Aficionadas del equipo alemán, ganador de dos copas mundiales (2003 y 2007), y ocho títulos europeos, criticaron además la diferencia que la Federación de Futbol hace entre mujeres y hombres. En caso de ganar la copa, cada jugadora alemana ganaría 75 mil euros (aproximadamente un millón 625 mil pesos), mientras que el premio para un jugador en la copa mundial del 2018 hubiese sido 350 mil- 4.6 veces más.
Eso sí, muchos medios reportaron e hicieron gráficas sobre ese hecho. Destacaron que el DFB, una institución con una historia marcadamente sexista, les dio un juego de 41 piezas de porcelana para servir el café, cuando las mujeres alemanas ganaron la copa europea en 1989.
El debate sobre un tratamiento desigual está presente en muchas asociaciones de futbol. En Estados Unidos, varias jugadoras de la selección nacional interpusieron una demanda contra su asociación, por discriminación entre mujeres y hombres. Alegaron tanto los salarios como las condiciones distintas de entrenamiento, como peores canchas.
Mientras tanto, la mejor jugadora del mundo, la noruega Ada Hegerberg, primera mujer a ganar el prestigioso Balón de Oro, no fue al mundial. Desde 2017 la delantera exigió a los dirigentes federativos noruegos que se le diera el mismo trato a la selección noruega femenil que la varonil: sueldos iguales, buena infraestructura y alojamientos. Sin embargo, la federación no respondió a sus demandas y no la nominó.
Hegerberg, de 23 años, respondió en un comunicado: “El fútbol es el deporte más importante de Noruega para las niñas y lo ha sido durante años, pero las chicas no tienen las mismas oportunidades que los chicos.”