La opinocracia del establishment económico-político usa de forma recurrente la palabras “perverso” o “perversidad” para referirse a López Obrador y todo aquello que con él se relacione; no desde hace tres, sino desde hace veinte años. Tales términos proceden del latín pervertĕre, que básicamente significa “invertir” o “voltear”; hay quienes los ligan con el antiguo léxico marítimo: un barco se “vierte” por otra ruta diferente a la establecida; también “echar por tierra”, o de manera más simple “otra versión”, “otra vertiente” Lo que estas acepciones parecen compartir es un componente rebelde: perversión-subversión. Las connotaciones negativas del concepto se han ido conformando a través del tiempo – desde el cristianismo de los siglos III Y IV d. C. hasta la psiquiatría del s. XIX en adelante-, en gran parte vinculadas a la sexualidad; sin embargo, desde un ángulo etimológico, perverso es todo aquél que en un contexto determinado desafíe reglas establecidas, conductas estereotipadas, y se aventure por-otra-vertiente. Para ser precisos, un trasgresor. En ese sentido, se entendería por qué los obstructores del Presidente y su movimiento lo encuentran “maligno”: transgrede atavismos autoritarios de un sistema moral basado en apariencias y banalidades que, a su vez, sostienen un rígido esquema de injusticias y desigualdades tácitamente aceptadas por extensos sectores de la población. Etnia, “raza”, color de piel, clase, poder, “belleza”, dinero… “principios” del “deber ser” ratificados y corporizados por líderes gubernamentales o empresariales, de un momento a otro desdeñados por un primer mandatario a quien se le ha criticado hasta el dobladillo de los pantalones.
Este tabasqueño lleno de perversidad, llega así nomás, creyéndose quién sabe quién, a hablar del “pueblo”, de austeridad sin privatización, de desprecio a los lujos de la alta burocracia, de abrir Los Pinos a los ciudadanos. No conforme, profiere la peor blasfemia: alega el muy igualado que el bienestar de las y los pobres redunda en el bienestar de todas y todos, desafiando Las Tablas de la Ley escritas por los Profetas de la Economía Liberal – difundidas desde el púlpito multimedia por acólitos muy, muy menores como Sergio Sarmiento o Gloria Álvarez- que CLARAMENTE establecen en letra sagrada que ES EL BIENESTAR DE LOS RICOS el que deviene en el bienestar del resto.
Este degenerado lo volvió a hacer en la ONU. Llegó al tablero de la hegemonía geopolítico-militar a blasfemar de nuevo, a romper las reglas. Sus adversarios quieren hacer creer a la gente que fue por demencia o ignorancia, para ocultar que AMLO se levantó otra vez como un transgresor y mostró el “lado B” de la “Paz y el Orden” mundiales “protegidos” por el Consejo de Seguridad: la pobreza y la injusticia son los generadores primordiales de la violencia. Los juegos de guerra e injerencia bélico-mercantil son un velo moralista que trata de suprimir de la conciencia planetaria la opresión económica, el verdadero problema de fondo. Al captar esto, China se incomodó más que Ned Flanders cuando sus hijos lo sorprenden mintiendo, y su representante espetó que a ellos nadie les iba a a “imponer” nada, cosa muy comprensible si se considera que su país anda en el plan de imponerse sobre Estados Unidos en todos lados. Rusia también se indignó, pero se puso más diplo-burocrática y sugirió por lo bajo que el mexicano se había equivocado de oficina, que ahí no se atendían las propuestas de repartición equitativa de la riqueza, sino únicamente los asuntos de balazos con los gringos. Más bien los rusos no entendieron que no entendieron: AMLO sabe cómo funciona la ONU, lo que pasa es que le valieron madres formas y protocolos que, como bien dijo, a los desposeídos no les han servido para nada. Un pervertido pues…
Escandalizadas, las buenas conciencias del El Financiero, El Universal, El Heraldo, Reforma, Animal Político y demás integrantes de la Liga de la Decencia Ideológica, vieron con espanto, alarma y un rencor de esos que acaban en úlcera gástrica, cómo el presidente era espuma de cerveza por las calles de Nueva York, tan clara, ascendente y abundante que los contingentes de FREENA se disolvieron ahogados entre la euforia de los paisanos por el inquilino del Palacio. La retorcida fabulación de la “vergüenza internacional” y el “fracaso de las Naciones Unidas” se desmoronaba ante sus resentidos ojos; con el peso de la impotencia trataron de controlar daños esparciendo chismes sobre acarreos de cien dólares a través de sus porritos de redes sociales -desde “actores” hasta “periodistas”- incurriendo en una falla que todo conocedor de la estrategia se sabe: nunca ataques enfadado. Y eso fue lo que hicieron, desacreditar desde la desesperación. Aristegui Noticias rechinó los dientes, pues sabía que tenía mas qué perder que qué ganar mintiendo, así que elaboró un premio de consolación marca patito: “divididos los mexicanos en el avión entre atacantes y apoyadores de AMLO… pero no obstante el apoyo en las calles fue mayoritario…”
- ¿No te gusta la sopa? Pues doble taza… el perverso, pervertido o lo que sea, tuvo otra buena ración de respaldo popular a las afueras del Instituto Cultural Mexicano, ante Justin Trudeau, mientras los derechistas recibieron una nueva sobredosis de enfado. ¿Les soy honesto? Yo esperaba montajes de supuesta “inconformidad” por parte de las élites corporativas. Llama la atención que con todo el dinero que el odio acaudalado puede pagar, no hayamos presenciado aún una feroz cobertura -por parte de los grandes consorcios “informativos”- de grupos de choque con facha de “gente común” gritando al presidente el catálogo de consignas sobadísimas que se repiten a coro en la mediósfera nacional, “tirando hate” para armar ante el mundo una imagen de rechazo a la 4T. Por ahora, sólo me pasa por la razón pensar en qué tan refractaria y complicada encontraron a la población mexicana de Nueva York y Washington D.C. ante sus “iniciativas”, para que hayan optado por presionar los botones de “arriba” en lugar de actuar en la calle.
Y es que los “botones de arriba” ya se están apretando. Cámaras de comercio estadounidenses y legisladores del Capitolio han enviado misivas vehementes exigiendo a Biden que ejerza la dominación del patio trasero, para que la Guardia Nacional libere instalaciones de empresas de almacenamiento de combustibles de ese país; no está de más precisar que esas empresas están bajo investigación por malos manejos…
Las cúpulas empresariales de los involucrados en la cumbre trilateral norteamericana no paran de demandar acciones de presión sobre el gobierno de México, acusándolo de la tentativa de lesiones al T-MEC. No podía faltar Greg Abbott, quien se suma a las “peticiones” de trato rudo a la 4T, y cómo no, pues no sólo se trata del ámbito eléctrico: nuestra autonomía energética no le agrada un carajo al actual gobernador del estado cuyas corporaciones son las que más se enriquecen vendiéndonos de vuelta el petróleo refinado en gasolina, y Abbott no quiere que sus conveniencias queden fuera de la agenda.
AMLO tiene piezas claves con las cuales puede limitar el acaparamiento de la atención de la cumbre que pretenden los grandes capitales. La importancia de las remesas en el proceso de recuperación de México está directamente ligada a la reforma migratoria pendiente en EE.UU., misma que implica la regularización de once millones de inmigrantes. Para un par de economías cuya inflación ya rebasa el 6%, la movilidad laboral en beneficio de la clase trabajadora es un tema que no debería evadirse en aras de dar prioridad a intimidaciones cuyo objetivo es cuidar ganancias obscenas frenando la reforma eléctrica. El voto latino es una variable electoral que la Casa Blanca no puede sacar de su ajedrez, en un sistema donde las campañas presidenciales comienzan cada cuatro años. Si el ambicioso plan de gasto social de Biden -auténtica inyección de antídoto welfare state contra la toxicidad neoliberal- sigue generando poder adquisitivo, la producción sí o sí pedirá a gritos mano de obra en el marco del tratado de comercio trilateral. El mandatario mexicano lo sabe, y poner sobre la mesa de discusión la voz de las movilizaciones inmigrantes -que reclaman el cumplimiento de los cambios que Biden barajó en esta materia- le puede dar a nuestro equipo de negociación cuñas cruciales. Los mexicanos de Estados Unidos tienen en sus manos pasarle factura electoral al ocupante del despacho oval, si perciben que obligó en su momento -con abusos de poder al estilo Doctrina Monroe- al gobierno de AMLO a preservar una reforma peñista, que metería a sus parientes del otro lado del Bravo en aprietos económicos, con elevaciones del recibo de luz tipo España.
No importa el resultado, la derecha ya prepara el cuento de “la humillación” a como dé lugar. Pero aquí estaremos para hacer un balance mesurado sobre la que, hasta donde hemos podido observar, es la delegación más digna que haya defendido los intereses de esta nación.
Mientras más perversa esta gestión para las minorías privilegiadas y sus granaderos mediáticos a sueldo, mejor para las inmensas mayorías que apostamos por un futuro energético soberano.