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Marko Cortés, rey gris del cochupo y los moches

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(24 de junio, 2019. Revolución TRESPUNTOCERO).- Suena increíble pero no fue hasta 2004cuatro años después de llegar al poderque Acción Nacional intentó operar organizaciones campesinas para tener acceso a los recursos federales por los que el PRI fue siempre el gran campeón en el llano.

¡Caray! ¡Qué hubiese sido de las historietas de Rius sin la CNOP o sin la CNC! Ambos, piezas torales del engranaje priista como paternalismo, cacicazgo y clientelismo, del que Acción Nacional aprendió mucho. Y por primera vez en su historia, quizá porque un ranchero de botas y a caballo comandaba la Presidencia, el panismo vio en el campo lo que el secretario de Agricultura y Ganadería de Echeverría ya había observado. «Los ejidos en México no están organizados para producir sino para votar», dicen que dijo Oscar Brauer Herrera.

En Las manos negras del PAN, el periodista José Reveles documentó cómo tras el derrumbe de la hegemonía legislativa tricolor se capacitó a diputados federales panistas para gestionar dinero del Presupuesto a cargo de Sedesol, Sagarpa y la Secretaría de la Reforma Agraria de Vicente Fox, triangulando recursos a empresas fantasma. Entre los políticos involucrados en la ordeña estuvieron la entonces secretaria de Desarrollo Social, Josefina Vázquez Mota(como «líder moral»), y Juan Molinar Horcasitas, como diputado federal y exfuncionario de la Segob cuando el titular era Santiago Creel.

«Para aprovechar y ejecutar programas federales en beneficio de personas, grupos de la sociedad civil y productores agropecuarios, ganaderos y acuacultores que apoyen en procesos electorales al PAN», se leía en las metas que dejó por escrito en 2003al inicio de la LIX Legislaturael grupo parlamentario blanquiazul.

«Crear contrapesos a la gestión social que hacen el PRI y el PRD en el sector agropecuario, campesino y rural», continúan los objetivos que se trazaron a sí mismos los panistas; e integrar a la población del campo mexicano «a organizaciones civiles identificadas con Acción Nacional».Baste añadir que fracasaron en la creación de dicha central campesina panista y la «ola azul de votantes cautivos en el campo mexicano» nunca llegó.

«El PAN no generó base social relevante en el agro ni creó estructuras duraderas», escribió Reveles Morado, sin anticipar que dichas acciones sólo nutrirían el regreso del priismo corporativo a Los Pinos. «Todo fue coyuntural, como una ocurrencia, como un buen pretexto para apropiarse de enormes cantidades de dinero en nombre de los pobres extremos».

Lo anterior pudo salir a la luz gracias a la denuncia que hizo un contador y empresario priista de Sonora que participó en el adiestramiento a los panistas. «Arnulfo Montes Cuen, sonorense, provenía de las filas del Partido Revolucionario Institucional, pero fue contratado como asesor y una especie de maestro para el Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional», refiere el libro de 2006.

«Él diseñó estrategias para que los panistas pudieran crear organizaciones, les mostró los modos de levantar padrones y tramitar recursos, elaborar proyectos, generar base social, de hecho conformar una especie de ‘CNC azul’ que nunca compitió seriamente con la auténtica Confederación Nacional Campesina en número y en capacidad organizativa, pero sí en obtener trato preferente a la hora del reparto de recursos de decenas de programas sociales gubernamentales. Se terminó por crear un Frankenstein muy semejante al viejo corporativismo campesino del PRI».

En 2006, arropado por el perredismo que con López Obrador tenía dizque asegurada la Presidencia de la República, Montes Cuen dio aviso a la policía y a la prensa de lo que estaba ocurriendo y narró cómo fue «detenido-secuestrado-trasladado» en Morelos y en Sonora («al estilo que podría decirse patentó el Gober Precioso poblano con la periodista Lydia Cacho»), cuando se negó a que su organización (FENPA) transfiriera un supuesto apoyo para vivienda por 55 millones de pesos –obtenidos actuando bajo este modus operandia otra organización: HuehuetépetlComunitaria; una sociedad prestanombres propiedad de miembros de la bancada panista en San Lázaro.

Intentando negociar una parte del cochupo, los actores involucrados directamente inclusive explicaron al expriista sonorense (hoy operador del Partido Humanista en Morelos) la relevancia del dinero del que finalmente lo despojarían. En busca de que se «fortalezcan los próximos procesos electorales», se lee en el reportaje, «el panismo parlamentario se proponía crear 10 organismos de la sociedad civil (como si a la sociedad civil se le organizara desde arriba) por cada oficina de enlace legislativo, lo que daría 1500 asociaciones en 2004».

«La idea era proveerlo de millones de recursos federales», al futuro candidato presidencial del PAN que no sería otro sino Felipe Calderón, «bajo el rubro de ‘gestión social’ a través de programas de gobierno de Vicente Fox».¡Nuevamente, cualquier parecido con el priismo no es mera coincidencia! Así lo expusieron el diputado Isabel Trejo por Zacatecas, Javier Castelo por Sonora, Benjamín Chacón por Yucatán y Jorge Luis Preciado por Colima.

Éste último, quien hoy otra vez es diputado federal, ofreció su propia justificación a Arnulfo Montes Cuen sobre aquella transferencia ilegal de recursos públicos durante una plática que concluyó en ultimátum en el hotel Fiesta Americana de la capital:

¿Cuál es tu problema? Tú sabes cómo hacerlo y al cabo esos pinches inditos están tan jodidos que ni cuenta se van a dar.

Lo curioso es que fue precisamente hasta 2006, una Legislatura más tarde de la Operación Huehuetépetl, que el PAN obtuvo por primera vez la condición de primera mayoritaria en San Lázaro, a tres años de festejar 70 de su fundación y exactamente 60 después de que alcanzara sus primeros escaños en diputaciones federales. En este ambiente, con tal misión y bajo dicha instrucción, Marko Cortés se estrenó en aquella LIX Legislatura como diputado federal blanquiazul. Eso explica mucho sobre quién es el también contador y empresario.

Tras el cochupo, los moches

Paradójicamente, el gran beneficiario de esta ambiciosa operación panista de uso de recursos públicos en campañas electorales fue quien bautizó a Marko como «el rey del moche». «Instauró la más absoluta opacidad en el manejo de fondos» cuando fue coordinador de la bancada panista en San Lázaro, publicó Felipe Calderón Hinojosa en su cuenta de Twitter.

Y recordó «que hasta su nombre le pusieron a un boulevard» de la comunidad de Cañada de Ramírez, municipio de Numarán, Michoacán. «Es de unos cinco millones de pesos el promedio de gestión de dinero por parte de un legislador michoacano para hacer que su nombre aparezca en un bulevar o en un centro cultural», reprochó Rubén Cortés de La Razón. Más tarde se sabría que el costo total de la avenida fue de 6 millones 393 mil pesos.

El mérito, de acuerdo con las autoridades municipales, fue la gestión de 36 millones de pesos para obras en la comunidad de Cañada de Ramírez que el panista obtuvo del Fondo para el Fortalecimiento de la Infraestructura Estatal y Municipal (el fondo de los moches, como es conocido). Samuel David Hidalgo, secretario de Gobierno del municipio, no fue avaro con los adjetivos para Cortés Mendoza: «Quedó asentado en acta que honor a quien honor merece, el ayudar sin ser siquiera de la región», declaró el funcionario municipal.

Ante el escándalo y tras 11 días inmortalizado a los 39 años en una esquina olvidada del mundo, Marko agradeció al presidente municipal el gesto que francamente resultó «una sorpresa» para el panista y solicitó reconsiderar la elección de la nomenclatura y valorar más bien las figuras de Manuel Gómez Morín o Manuel J. Clouthier. Entonces, el Cabildo decidió cambiar el rótulo por el nombre del fundador de Acción Nacional.

En ese momento senador de la república, Héctor Larios manifestó su molestia ante el caso de que una vialidad lleve el nombre de algún político en activo: «Esa actitud política de todos que cuando con recursos públicos haces lisonjas a otros, es que las cosas pintan mal». Año y medio después, se unió a Cortés en la fórmula para dirigir al PAN de 2018 a 2021.

De nuevo su paisano le arruinó la fiesta, fiel a su costumbre de opacar la felicidad ajena y no reconocer los triunfos de sus enemigos. Antes de que concluyera el proceso de renovación de la dirigencia nacional, en punto de las 15:12 horas del 11 de noviembre, Calderón entregó a Marcelo Torres Cofiño su carta de renuncia, luego de 38 años de militancia. Teniendo en mente a Ricardo Anaya y a Rafael Moreno Valle, el expresidente recriminó a ambos elmanejo empresarial del partido, cuyos intereses de «camarilla» mereció el epítome de «el consorcio». Un gerente recriminando a otros gerentes actuar como Godínez.

«La destrucción de la democracia interna se ha hecho a través del uso indebido de los recursos que recibe el partido y el acceso privilegiado e inequitativo a la base de datos de la membresía en beneficio de dicho grupo –ventiló Calderón–, además del condicionamiento de apoyos políticos a legisladores, alcaldes y gobernadores electos de Acción Nacional, a quienes se les amenaza con el aislamiento y el abandono si no se ponen al servicio de ese consorcio».

Y remató, aun sin que trascendiera el resultado de la votación de la elección panista: «siendo la próxima dirigencia [Cortés-Larios] una fiel expresión de la corrupción, la mediocridad y la manipulación que la ciudadanía ha castigado severamente en las urnas».

La insoportable levedad de ese ser

Pero el problema que enfrenta ahora Marko es de esencia, de fondo, más que de forma, más que de presentación. Su psicoterapeuta personal lo definió así: «son de personalidades minúsculas». Y le concedo a Felipe Calderón este punto: Marko hace del PAN «un partido minúsculo» a la altura de sus intereses y personalidad.

Hay personas grises, medianas. Hay personas como Peña Nieto, robots con poder. Hay personas sin gracia ni misterio. Hay personas como Calderón, insufribles y sombríos. Y detrás de todas ellas, está Marko Cortés, una persona minúscula. Un calderonista que dejó al albiazul situó los estándares del PAN en la era de Marko: «Cortés-Nadie» y «Partido-Nada».

«La presidencia del michoacano al frente del PAN es igual a carecer de ella», analizó Jorge Camacho, vocero de la campaña presidencial de otra deficiencia política. Margarita Zavala. «La noche de Cortés-Nadie es también una noche triste, pero sin fin. Un partido irresponsable no puede hacer una oposición responsable».

¿Será por ello el rarísimo y chocante discurso triunfalista de Marko tras los pésimos resultados electorales del pasado 2 de junio? Perdió todo en Baja California, gubernatura, alcaldías y diputaciones locales, todo lo que estaba en juego. Perdió el Palacio de Gobierno de Puebla, bastión del panismo morenovallista. Y de los seis estados en juego, sólo retuvo los escaños del Congreso local en Tamaulipas (por cierto, una victoria de Francisco Cabeza de Vaca, quien ya pelea el control del partido al resto de gobernadores).

Sin embargo, el speech que repite Marko cuando le exigen respuestas es deprimente. «El PAN crec y Morena ca, este 2 de junio nos convertimos en la alternativa y contrapeso de poder en México». Sin análisis, sin auto-crítica, sin una ruta más allá que un péndulo a su favor en 2021 tras «la decepción» por los gobiernos de Morena, Acción Nacional sufre de uno de los peores manejos de crisis bajo el mando de un maromero cuya distinción política es una letra en su nombre. En la era de la 4T, el PAN con K de descafeinado no garantizará más moches a sus amigos, lo que sí puede prometer es una mezquina nulidad opositora.

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